El filántropo Rick Burns, oficial de asuntos civiles del ejército estadounidense en retiro, ayuda desde el año 2003 a los habitantes de Afganistán y de Iraq, países devastados por la guerra. Ha visto plenitud de cosas buenas pero también es consciente de lo que sucede cuando las buenas intenciones se traducen en problemas.
Tomemos como ejemplo las fértiles tierras del valle del río Arghandab. Burns recuerda una iniciativa para ayudar a los exportadores de frutas a restablecer su productividad después de la guerra. Se construyeron instalaciones para el almacenamiento en frío, pero debido a que no se tuvo en consideración el abastecimiento irregular de electricidad en el país, su mantenimiento resultó ser demasiado caro.
«Nosotros realmente queremos que el mundo sea un mejor lugar», expresó Burns, «pero si no tomamos en consideración los resultados de estos proyectos, podemos causar más daños que beneficios».
Burns ha visto fallas similares en centros de capacitación vocacional, en los que personas sin experiencia y desempleadas reciben capacitación pero no se les ofrece trabajo. Asimismo, existen pozos que se estropean porque nadie planificó un mantenimiento continuo. Al ver cómo toda esta energía positiva y arduo trabajo se echaban por la borda, Burns puso en marcha la organización sin fines de lucro Karadah Project International.
«Me había lamentado y quejado por tanto tiempo, que pensé que había llegado el momento de hacer algo», dijo Burns, quien es socio del Club Rotario de Atlantic (Iowa, Estados Unidos).
La organización ayuda a comunidades en Afganistán e Iraq a establecer asociaciones internacionales para resolver problemas apremiantes como lo son el hambre, la pobreza y las enfermedades.
ASOCIACIONES INTELIGENTES
Burns es un gran partidario de las asociaciones, y afirma que se logra mucho más cuando las organizaciones trabajan juntas. Por esa razón, el pasado mes de marzo convocó una conferencia en su ciudad de Elk Horn, Iowa. Invitó a los representantes de 30 organizaciones no lucrativas que trabajan en Afganistán e Iraq para que compartieran sus conocimientos y recursos.
«Las pequeñas organizaciones sin fines de lucro surgen en respuesta a una necesidad sobre la que sienten una profunda pasión,» señaló Burns. «Pero podemos hacer mucho más si trabajamos todos juntos».
Burns recurrió a su club rotario, el cual donó US$ 1.000 para su organización no lucrativa. El dinero se entregó a la Fundación Social de Mujeres de Shindand (SWSF), asociación afgana con la que trabaja, con el fin de comprar cabras para 15 mujeres, y entregarles dos a cada una (un costo total de US$ 10.000). Las cabras no solo representan para las familias una fuente de alimentación sino también de ingresos ya que las mujeres venden la leche de cabra en el pueblo. La SWSF también compró 10 cabras destinadas a la cría para así asegurar la sostenibilidad del proyecto.
Como en el caso de Heifer International, cada familia tiene que donar la primera cría del animal que recibieron a otra familia necesitada, dando así la oportunidad de tener una vida mejor a un mayor número de familias. En realidad, la primera vez que Burns se puso en contacto con Heifer International fue para pedirles ayuda con su proyecto, pero le informaron que no trabajaban en Iraq ni en Afganistán. Fue asi que fundó un grupo local, la Fundación Social de Mujeres de Shindand, que adoptó el modelo de Heifer acorde a sus necesidades. La SWSF colabora con los dirigentes comunitarios para seleccionar a las familias beneficiarias de las cabras. De igual manera, compran localmente equipos para el procesamiento de la leche y contratan a residentes de la aldea para que capaciten a las mujeres en técnicas de producción lechera, contribuyendo aún más a la recuperación de la economía.
ENFOQUE EN LOS RESULTADOS, NO EN LOS FONDOS
En su tiempo en el ejército, Burns fue testigo de cómo el éxito de los proyectos se evaluaba generalmente en términos de los fondos utilizados y el número de proyectos completados. «Ese no es el mejor método de valorar algo», indicó. «Para que las cosas salgan bien prefiero hacerlas con determinación y quizás más lentamente que otras organizaciones».
Como primer paso, Burns aprovecho las relaciones que había establecido mientras se encontraba destacado en Iraq. En 2008 estableció lazos amistosos entre Karadah (Bagdad) y Council Bluffs (Iowa) mediante el programa Sister Cities International.
Más adelante formó vínculos de cooperación entre las facultades de odontología de las University of Baghdad College y Creighton University de Nebraska. Con el apoyo del comité de las ciudades hermanas, una delegación de profesores de la universidad de Baghdad visitó el campus de Creighton. Mediante Rotary, Burns piensa organizar un equipo de capacitación profesional para asentar aún más la relación de mentoría.
Y así llegaron las cabras, un proyecto con tanto éxito que un segundo grupo de 15 familias se apresta para recibir los animales. Burns se valió de los amigos que conoció en Afganistán para encontrar a los socios idóneos y lograr el apoyo de la comunidad antes de lanzar el proyecto. Para asegurar el éxito continuo del proyecto, Burns ha establecido como prioridad la rendición de cuentas y la captación de datos mediante fotografías, informes y observación. Pero no siempre es tarea fácil.
«Todo lo que hacemos (en Afganistán e Iraq) es bastante arriesgado», expresó Burns. «Pero cuando se tiene la intención y uno se enfoca en los resultados, y no simplemente en usar los fondos por estar disponibles, podemos marcar una diferencia en las vidas de estas extraordinarias personas».
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