Soy violinista y director de una orquesta de renombre mundial, pero también mi vida ha sido un viaje marcado por los desafíos que plantea la polio.
Contraje polio a la edad de cuatro años; la enfermedad me dejó paralizado de cintura hasta las piernas. A pesar de esto, mi pasión por la música y mi anhelo de tocar el violín no me desanimaron.
Aprendí a caminar usando muletas y aparatos ortopédicos para las piernas, y tuve que desarrollar una técnica para adaptar los instrumentos a mis limitaciones físicas.
El éxito musical me ha permitido utilizar mis recursos como defensor de las personas con discapacidad, además crear conciencia sobre la Polio y los desafíos que esta enfermedad conlleva.
Instituciones como Rotary hacen la diferencia en el mundo, y continúan trabajando para que nunca más ningún niño tenga que pasar por esta terrible enfermedad. Por esto tu aporte es sumamente valioso, y permitirá que muy pronto logremos un mundo libre de Polio.